La ternura es una virtud que «denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor» (Papa Francisco)
El Papa Francisco, como ya hicieran sus predecesores, insiste con mucha frecuencia en la importancia de la ternura (entre el esposo y la esposa, entre padre, madre e hijos, con los enfermos, con los ancianos, con los empobrecidos, entre pastores y fieles, etc.), pues la sincera ternura denota amor, compasión y apertura al otro.
Como veremos más adelante, tanto la sagrada Escritura como el Magisterio atribuyen, en multitud de ocasiones y de un modo especialísimo, esta importante virtud a Dios. Como también comprobaremos, Jesucristo y san José se nos revelan como paradigmas de ternura al tiempo que de virilidad.
El Papa Francisco nos exhortaba así, ya desde el inicio de su Pontificado: «No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura. Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura» (Santa Misa en el solemne inicio de pontificado de Su Santidad Francisco, 19-3-2013).
Por otra parte, como consecuencia del imperio del sentimentalismo y de la emotividad que invade muchos de los medios de comunicación y de las relaciones afectivas, existe el claro riesgo de confundir la ternura con la «flojera» y, en el caso de los varones, con el amaneramiento o con la falta de virilidad. El propio Cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.J. advertía ya en el año 2000 sobre esta posible confusión: «La ternura del buen Samaritano no fue ningún sentimentalismo pasajero. Todo lo contrario; el sentir compasión hizo que el Samaritano tuviera el coraje y la fortaleza para socorrer al herido. Los flojos fueron los otros, los que -por endurecer su corazón- pasaron de largo y no hicieron nada por su prójimo» (Homilia pronunciada en San Cayetano, 7-8-2000).
Así pues, repasando el Magisterio, es interesante comprobar cómo la Iglesia, al tiempo que se ha preocupado en subrayar la necesidad de cultivar la virtud de la ternura, también ha advertido a los fieles en general, y en particular a los padres de familia, sacerdotes y obispos, que esta virtud nada tiene que ver con ser «flojos» o actuar con «flojedad»; tampoco con la renuncia a indicar, con misericordia y caridad, el camino de la verdad. Así lo explicaba el querido papa San Juan XXIII respecto de Cristo: «La mirada de Cristo está llena de ternura y de autoridad, su palabra es verdad, su mano dulce se levanta para indicar a todos el recto camino»; y también respecto de la Iglesia: «La voz de la Iglesia es como la voz de la madre: puede parecer monótona, pero tiene inflexiones de ternura y de fuerza, que apartan del mal y salvan».
Por ello, en esta nueva sección de la página web del Obispado de Alcalá de Henares proponemos a nuestros lectores algunos textos de la sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia sobre estos temas: ternura; flojera; sentimentalismo/emotividad; y la necesidad de cultivar las «virtudes viriles», a imagen de Cristo y de san José, en quienes ejercen la paternidad en sus diversas formas, particularmente padres, sacerdotes y obispos. Esperamos que todo ello sea de utilidad a nuestros lectores.
Jesús, el Buen Pastor
La sagrada Escritura
Jr 31, 9. 20 «Yo soy para Israel un padre (…); por eso se conmueven mis entrañas por él, y siento por él una profunda ternura».
Os 2, 21-22 «Me desposaré contigo para siempre, me desposaré contigo en justicia y en derecho, en misericordia y ternura, me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al señor».
Sal 25, 6-8 «Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores».
Sal 103, 3-4 «Él [el Señor] perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura».
Sal 103, 13-14 «Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por los que lo temen; porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro».
Sal 119, 156 «Grande es tu ternura, Señor, con tus mandamiento dame vida».
Rom 12, 9-12 «Vuestra caridad sea sincera, aborreciendo el mal, adhiriéndoos al bien, amándoos los unos a los otros con amor fraternal, honrándoos a porfía unos a otros. Sed diligentes sin flojedad, fervorosos de espíritu, como quienes sirven al Señor. Vivid alegres con la esperanza».
El Magisterio de la Iglesia
Papa Francisco
Audiencia general
«El Evangelio nos habla de la ejemplaridad del Padre que está en el cielo —el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente «Padre bueno» (cf. Mc 10, 18). Todos conocen esa extraordinaria parábola llamada del «hijo pródigo», o mejor del «padre misericordioso», que está en el Evangelio de san Lucas en el capítulo 15 (cf. 15, 11-32). Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia» (Papa Francisco, Audiencia general, 4-3-2015).
Papa Francisco
Homelía
«Invoquemos la intercesión de María, Madre de la Iglesia, que sufrió en primera persona la marginación causada por las calumnias (cf. Jn 8,41) y el exilio (cf. Mt 2,13-23), para que nos conceda el ser siervos fieles de Dios. Ella, que es la Madre, nos enseñe a no tener miedo de acoger con ternura a los marginados; a no tener miedo de la ternura. Cuántas veces tenemos miedo de la ternura. Que Ella nos enseñe a no tener miedo de la ternura y de la compasión; nos revista de paciencia para acompañarlos en su camino, sin buscar los resultados del éxito mundano; nos muestre a Jesús y nos haga caminar como Él» (Papa Francisco, Homilía en la Santa Misa con los nuevos cardenales, 15-2-2015).
Papa Francisco
Ángelus
«Él [Jesús] es la Palabra de Dios que hoy sigue iluminando el camino del hombre; sus gestos —los sacramentos— son la manifestación de la ternura, del consuelo y del amor del Padre hacia cada ser humano» (Papa Francisco, Ángelus, 14-12-2014).
Papa Francisco
Ángelus
«Hoy se necesitan personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor, que sacude a los resignados, reanima a los desanimados. Él enciende el fuego de la esperanza. ¡Él enciende el fuego de la esperanza! No nosotros. Muchas situaciones requieren nuestro testimonio de consolación. Ser personas gozosas, que consuelan. Pienso en quienes están oprimidos por sufrimientos, injusticias y abusos; en quienes son esclavos del dinero, del poder, del éxito, de la mundanidad. ¡Pobrecillos! Tienen consolaciones maquilladas, no la verdadera consolación del Señor. Todos estamos llamados a consolar a nuestros hermanos, testimoniando que sólo Dios puede eliminar las causas de los dramas existenciales y espirituales. ¡Él puede hacerlo! ¡Es poderoso!» (Papa Francisco, Ángelus, 7-12-2014).
Papa Francisco
Carta
«Álvaro [del Portillo] sabía de la necesidad que tenemos de la misericordia divina y dedicó muchas energías personales para animar a las personas que trataba a acercarse al sacramento de la confesión, sacramento de la alegría. Qué importante es sentir la ternura del amor de Dios y descubrir que aún hay tiempo para amar» (Papa Francisco, Carta del Papa al Prelado del Opus Dei con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo, 16-6-2014).
Papa Francisco
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium
«Algunas personas no se entregan a la misión, pues creen que nada puede cambiar y entonces para ellos es inútil esforzarse. Piensan así: «¿Para qué me voy a privar de mis comodidades y placeres si no voy a ver ningún resultado importante?». Con esa actitud se vuelve imposible ser misioneros. Tal actitud es precisamente una excusa maligna para quedarse encerrados en la comodidad, la flojera, la tristeza insatisfecha, el vacío egoísta» (Papa Francisco, Evangelii Gaudium: Exhortación Apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, n. 275, 24-11-2013).
Huída a Egipto
Papa Francisco
Discurso a una delegación de los Caballeros de Colon
«Os encomiendo a todos vosotros de manera especial a la intercesión de san José, custodio de la Sagrada Familia de Nazaret, que es un admirable modelo de las virtudes viriles de discreta fortaleza, integridad y fidelidad» (Papa Francisco, Discurso a una delegación de los Caballeros de Colon, 10-10-2013).
Papa Francisco
Audiencia general
«¿Cuál es la ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo según el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor (cf. Jn 13, 34). Un amor, sin embargo, que no es estéril sentimentalismo o algo vago, sino que es reconocer a Dios como único Señor de la vida y, al mismo tiempo, acoger al otro como verdadero hermano» (Papa Francisco, Audiencia general, 2-6-2013).
Papa Francisco
Cercanía y ternura
«El Señor nos ama con ternura. El Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios: no nos ama de palabra; Él se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda la ternura posible». Cercanía y ternura son «las dos maneras del amor del Señor, que se hace cercano y da todo su amor también en las cosas más pequeñas con ternura». Sin embargo se trata de un «amor fuerte», «porque cercanía y ternura nos hacen ver la fuerza del amor de Dios». (Papa Francisco, Cercanía y ternura, 7-6-2013).
Papa Francisco
Homilía
«Todos debemos hacer un examen de conciencia sobre cuáles son nuestras riquezas que nos impiden acercarnos a Jesús en el camino de la vida». La primera riqueza «es la cultura del bienestar, que nos hace poco valerosos, flojos y también egoístas» (Papa Francisco, Homilía, 27-5-2013).
Jesús y la samaritana
Papa Francisco
Ángelus
“«Dios es amor». No es un amor sentimental, emotivo, sino el amor del Padre que está en el origen de cada vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y resucita, el amor del Espíritu que renueva al hombre y el mundo” (Papa Francisco, Ángelus, 26-5-2013).
Benedicto XVI
Audiencia general
«La paternidad de Dios es amor infinito, ternura que se inclina hacia nosotros, hijos débiles, necesitados de todo» (Benedicto XVI, Audiencia general, 30-1-2013).
Benedicto XVI
Encíclica Caritas in veritate
«La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal. En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, que es a la vez «Agapé» y «Lógos»: Caridad y Verdad, Amor y Palabra» (Benedicto XVI, Encíclica Caritas in veritate, n. 3 , 29-6-2009).
San José carpintero
Benedicto XVI
Homilía en la Santa Misa en el Monte del Precipicio, Nazaret
«Aquí pensamos también en san José, el hombre justo que Dios quiso poner al frente de su casa. Del ejemplo fuerte y paterno de san José Jesús aprendió las virtudes de la piedad varonil, la fidelidad a la palabra dada, la integridad y el trabajo duro. En el carpintero de Nazaret vio cómo la autoridad puesta al servicio del amor es infinitamente más fecunda que el poder que busca dominar. ¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo del ejemplo, de la guía y de la fuerza serena de hombres como san José!» (Benedicto XVI, Homilía en la Santa Misa en el Monte del Precipicio, Nazaret, 14-5-2009).
Congregación para la Educación Católica
Orientaciones para la utilización de las competencias de la psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al sacerdocio
«Algunas de estas cualidades merecen una particular atención: el sentido positivo y estable de la propia identidad viril y la capacidad de relacionarse de forma madura con otras personas o grupos de personas» (Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para la utilización de las competencias de la psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al sacerdocio, n. 2 y nota al pie 12, 28-6-2008).
Benedicto XVI
Discurso en el Encuentro con el clero en la Catedral de San Juan de Varsovia
«En realidad, se crece en la madurez afectiva cuando el corazón se adhiere a Dios. Cristo necesita sacerdotes maduros, viriles, capaces de cultivar una auténtica paternidad espiritual. Para que esto suceda, se requiere honradez consigo mismos, apertura al director espiritual y confianza en la misericordia divina» (Benedicto XVI, Discurso en el Encuentro con el clero en la Catedral de San Juan de Varsovia, 25-5-2006).
San Juan Pablo II
Homilía en la Misa para la comunidad filipina de Roma (2002)
«Sí, ¡Dios es nuestro Padre! Se interesa por nosotros, porque somos obra de sus manos. Está siempre dispuesto a perdonar a los pecadores arrepentidos, y a acoger con ternura a cuantos confían en su misericordia infinita (cf. Is 64, 4)» (San Juan Pablo II, Homilía en la Misa para la comunidad filipina de Roma, 1-12-2002).
San Juan Pablo II
Discurso a la Conferencia Episcopal de las Antillas en visita “ad limina”
«Esta apologética necesita respirar un espíritu de afabilidad, una humildad y compasión que comprenden las angustias y los interrogantes de la gente y, al mismo tiempo, no ceden a una dimensión sentimental del amor y la compasión de Cristo, separándolos de la verdad. Sabemos que el amor de Cristo puede implicar grandes exigencias, precisamente porque estas no están vinculadas al sentimentalismo, sino a la única verdad que libera (cf. Jn 8, 32)» (San Juan Pablo II, Discurso a la Conferencia Episcopal de las Antillas en visita “ad limina”, 7-5-2002).
San Juan Pablo II
Homilía en el Jubileo de los artesanos de 2000
«En Cristo todo ser humano es envuelto por el abrazo tierno y fuerte de un Padre» (San Juan Pablo II, Homilía en el Jubileo de los artesanos, 19-3-2000).
Pontificio Consejo para la Familia
Sexualidad Humana: Verdad y Significado
«Los padres modelo para los propios hijos 59. El buen ejemplo y el liderazgo de los padres es esencial para reforzar la formación de los jóvenes a la castidad. La madre que estima la vocación materna y su puesto en la casa, ayuda enormemente a desarrollar, en sus propias hijas, las cualidades de la feminidad y de la maternidad y pone ante los hijos varones un claro ejemplo, de mujer recia y noble. El padre que inspira su conducta en un estilo de dignidad varonil, sin machismos, será un modelo atrayente para sus hijos e inspirará respeto, admiración y seguridad en las hijas» (Pontificio Consejo para la Familia, Sexualidad Humana: Verdad y Significado, 8-12-1995).
San Juan Pablo II
Ángelus
«La expresión “Corazón de Jesús” nos hace pensar inmediatamente en la humanidad de Cristo, y subraya su riqueza de sentimientos, su compasión hacia los enfermos, su predilección por los pobres, su misericordia hacia los pecadores, su ternura hacia los niños, su fortaleza en la denuncia de la hipocresía, del orgullo y de la violencia, su mansedumbre frente a sus adversarios, su celo por la gloria del Padre y su júbilo por sus misteriosos y providentes planes de gracia» (San Juan Pablo II, Ángelus, 9-7-1989).
San Juan Pablo II
Discurso a los obispos de Toscana
«Santa Catalina nos recuerda hoy a nosotros, los obispos, en las dificultades del ministerio actual, que, si queremos que nuestros esfuerzos sean fecundos en Cristo, debemos partir de la misma raíz de la que ella vivió y por la que se entregó: el amor a Cristo. Cuánta actualidad conservan las palabras que escribió al cardenal de Ostia, Pietro d’Estaing: “Vos, pues, como verdadero hijo y siervo comprado con la sangre de Cristo crucificado, quiero que sigáis sus huellas, con un corazón viril y con solicitud resuelta; no cansándoos jamás ni por pena ni por deleite: sino perseverad hasta el fin en esta y en toda obra que emprendáis por Cristo crucificado. Ocupaos en extirpar las iniquidades y las miserias del mundo, las muchas faltas que se cometen; las cuales redundan en vituperio del nombre de Dios” (Carta 7)» (San Juan Pablo II, Discurso a los obispos de Toscana, 14-9-1980).
Juan Pablo I
Audiencia general
«Claro que es difícil también aceptar algunas verdades, porque las verdades de la fe son de dos clases: unas, agradables; otras son duras a nuestro espíritu. Por ejemplo, es agradable oír que Dios tiene mucha ternura con nosotros, más ternura aún que la de una madre con sus hijos, como dice Isaías. Qué agradable es esto y qué acorde con nuestro modo de ser» (Juan Pablo I, Audiencia general, 13-9-1978).
Juan Pablo I
Alocución al Colegio Cardenalicio
«Séanos permitido animaros a vosotros, que os disponéis a reanudar vuestras respectivas actividades eclesiales, a confiar, con firmeza viril, incluso en esta hora tan difícil, en la ayuda de Cristo que nunca falta; Él nos repite también a nosotros, hoy, las palabras pronunciadas cuando las tinieblas de la pasión se cernían ya densamente sobre Él y sobre el primer núcleo de los creyentes: «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33)» (Juan Pablo I, Alocución al Colegio Cardenalicio, 30 de agosto de 1978).
San Pablo VI
Exhortación Apostólica Gaudete in Domino
«El mismo Jesús manifiesta su satisfacción y su ternura, cuando se encuentra con los niños deseosos de acercarse a él, con el joven rico, fiel y con ganas de ser perfecto; con amigos que le abren las puertas de su casa como Marta, María y Lázaro» (San Pablo VI, Exhortación Apostólica Gaudete in Domino, 9-5-1975).
San Pablo VI
Encíclica Sacerdotalis Caelibatus
«Ascética viril. 78. La vida sacerdotal exige una intensidad espiritual genuina y segura para vivir del Espíritu y para conformarse al Espíritu (Gál 5, 25); una ascética interior y exterior verdaderamente viril en quien, perteneciendo con especial título a Cristo, tiene en él y por él crucificada la carne con sus concupiscencias y apetitos (Gál 5, 24), no dudando por esto de afrontar duras largas pruebas (cf. 1Cor 9, 26-27). El ministro de Cristo podrá de este modo manifestar mejor al mundo los frutos del Espíritu, que son: «caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad» (Gál 5, 22-23)». (San Pablo VI, Encíclica Sacerdotalis Caelibatus, 24-6-1967).
La tentación de Jesús en el monte
San Pablo VI
Encíclica Ecclesiam Suam
«El cristiano no es flojo y cobarde, sino fuerte y fiel» (San Pablo VI, Encíclica Ecclesiam Suam, n. 20, 6-8-1964).
San Juan XXIII
Alocución a los fieles en la Festividad de la Asunción
«La voz de la Iglesia es como la voz de la madre: puede parecer monótona, pero tiene inflexiones de ternura y de fuerza, que apartan del mal y salvan» (San Juan XXIII, Alocución a los fieles en la Festividad de la Asunción, 15-8-1962).
San Juan XXIII
Discurso a los seminaristas con ocasión del su 58º aniversario de ordenación sacerdotal
«La mirada de Cristo está llena de ternura y de autoridad, su palabra es verdad, su mano dulce se levanta para indicar a todos el recto camino». (San Juan XXIII, Discurso a los seminaristas con ocasión del su 58º aniversario de ordenación sacerdotal, 10-8-1962).
San Juan XXIII
Discurso los rectores de seminarios de Italia
«Hasta el porte exterior [del candidato al sacerdocio], incluso en la alegría de la recreación, no tiene nada de disipado, ni mucho menos de grosero ni de estudiantil, sino que revela al que se prepara para consagrarse a Dios; sin afectación ni amaneramiento, sino como “habitus” que expresa la armonía interior del alma. (…) Humilde, silencioso, discreto, San José es modelo perfecto de imitación en circunstancias que se repiten en todo tiempo y que exigen abnegación de sí mismo y total abandono en Dios» (San Juan XXIII, Discurso los rectores de seminarios de Italia con ocasión de un curso de modernización pedagógica, 29-7-1961).
Pío XII
Radiomensaje en la festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
«Dios, que es bienaventurada Trinidad, llena de compasión por las debilidades, las ignorancias y las impaciencias de los hombres, pero que los ama demasiado para que sus culpas puedan torcerle de sus vías de sabiduría y de amor, continúa y continuará haciendo nacer su sol sobre los buenos y sobre los malos, y llover sobre los justos y sobre los injustos (Mt 5, 45), guiando con firmeza y ternura sus pasos de niños, si tan solo se dejaren conducir por Él y confiaren en su poder y en la providencia de su amor hacia ellos» (Pío XII, Radiomensaje en la festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, 29-6-1941).
Pío XI
Encíclica Ad Catholici Sacerdotii
«Superiores y maestros. 50. El seminario, por lo tanto, es y debe ser como la pupila de vuestros ojos, venerables hermanos, que compartís con Nos el formidable peso del gobierno de la Iglesia; es y debe ser el objeto principal de vuestros cuidados. Ante todo, se debe hacer con mucho miramiento la elección de superiores y maestros, y particularmente de director y padre espiritual, a quien corresponde una parte tan delicada e importante de la formación del alma sacerdotal. Dad a vuestros seminarios los mejores sacerdotes, sin reparar en quitarlos de cargos aparentemente más importantes, pero que, en realidad, no pueden ponerse en parangón con esa obra capital e insustituible; buscadlos en otra parte, si fuere necesario, dondequiera que podáis hallarlos verdaderamente aptos para tan noble fin; sean tales que enseñen con el ejemplo, mucho más que con la palabra, las virtudes sacerdotales; y que juntamente con la doctrina sepan infundir un espíritu sólido, varonil, apostólico; que hagan florecer en el seminario la piedad, la pureza, la disciplina y el estudio, armando a tiempo y con prudencia los ánimos juveniles no sólo contra las tentaciones presentes, sino también contra los peligros mucho más graves a que se verán expuestos más tarde en el mundo, en medio del cual tendrán que vivir para salvar a todos(123)” (…) “Familia y vocaciones 64 (…) La mayor parte de los obispos y sacerdotes santos, cuyas alabanzas pregona la Iglesia(149), han debido el principio de su vocación y santidad a los ejemplos y lecciones de un padre lleno de fe y virtud varonil, de una madre casta y piadosa, de una familia en la que reinaba soberano, junto con la pureza de costumbres, el amor de Dios y del prójimo. Las excepciones a esta regla de la providencia ordinaria son raras y no hacen sino confirmarla» (Pío XI, Encíclica Ad Catholici Sacerdotii, 20-12-1935).