La Catedral-Magistral de Alcalá acogerá la ordenación de dos nuevos diáconos el 26 de octubre

El sábado 26 de octubre de 2024 a las 11 de la mañana se celebrará la ordenación diaconal de Francisco Cordero Junquera y de Mikel Cacho Ruiz, C.O. en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares. Serán ordenados por Mons. Antonio Prieto Lucena, obispo de la diócesis complutense.

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Mikel Cacho es Hermano de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, una orden religiosa con importante presencia en la ciudad complutense, y Francisco Junquera se ha formado en el seminario diocesano de Alcalá de Henares.

Según explica Luis Eduardo Morona Alguacil, rector del seminario diocesano de Alcalá, en relación al seminarista diocesano, «la ordenación diaconal de Francisco es un momento de una profunda acción de gracias al Señor porque comprobamos que sigue llamando a jóvenes y que hay jóvenes que siguen respondiendo y diciendo que sí a la llamada del Señor para servirlo en la Iglesia y para servir a los hermanos.

Junto a este agradecimiento profundo a Dios, también es un agradecimiento al propio Francisco por su sí, por haberse dejado formar en estos años de seminario y por dar este paso consciente y libre, de entrega y de generosidad también en la vida de la Iglesia donde sin duda él va a recibir más de lo que dé pero donde también el Señor tiene en cuenta este gesto de entrega y de disponibilidad.

También es un momento de petición al Señor, al dueño de la mies, para que siga mandando obreros a su mies, de reconsiderar como Iglesia diocesana que hemos de ponernos a punto en la pastoral vocacional para seguir pidiendo al Señor que nos bendiga con numerosas vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida religiosa; también por supuesto la vida matrimonial, puesto que la familia es el primer seminario.

Y un tercer punto en el que nos centramos a la hora de vivir esta ordenación diaconal es la unidad y la comunión. Es un momento en el que toda la Iglesia diocesana se pone de rodillas, por así decir, presididos por nuestro obispo para agradecer, pedir y sentirnos lo que somos: familia, pueblo de Dios e Iglesia particular convocados por el propio Señor para seguir hacia adelante en esta historia, que es historia de salvación, que es una historia breve desde el punto de vista de los años que llevamos como diócesis pero intensa en vida cristiana, en entrega y en vida sacerdotal».