¡Advertencia!: a los menores de edad no se les debe permitir el acceso a Internet sin supervisión de los padres o tutores; dicha supervisión debería incluir el uso de un filtro tecnológico en los ordenadores accesibles a los niños (Cf. Iglesia e Internet, n. 11. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales).
«No es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual»» (Papa Francisco, Encíclica Laudato Si’, n. 155, 24-05-2015)
«Estemos atentos a las nuevas colonizaciones ideológicas. Existen colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia. (…) La familia se ve también amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida» (Papa Francisco, Encuentro con las familias en el Mall of Asia Arena, Manila, 16-01-2015)
«En la actualidad un número cada vez más grande de personas, aun dentro de la Iglesia, ejercen una fortísima presión para llevarla a aceptar la condición homosexual, como si no fuera desordenada, y a legitimar los actos homosexuales. Quienes dentro de la comunidad de fe incitan en esta dirección tienen a menudo estrechos vínculos con los que obran fuera de ella. Ahora bien, estos grupos externos se mueven por una visión opuesta a la verdad sobre la persona humana, que nos ha sido plenamente revelada en el misterio de Cristo. Aunque no en un modo plenamente consciente, manifiestan una ideología materialista que niega la naturaleza trascendente de la persona humana, como también la vocación sobrenatural de todo individuo.
Los ministros de la Iglesia deben procurar que las personas homosexuales confiadas a su cuidado no se desvíen por estas opiniones, tan profundamente opuestas a la enseñanza de la Iglesia. Sin embargo el riesgo es grande y hay muchos que tratan de crear confusión en relación con la posición de la Iglesia y de aprovechar esta confusión para sus propios fines.
Dentro de la Iglesia se ha formado también una tendencia, constituida por grupos de presión con diversos nombres y diversa amplitud, que intenta acreditarse como representante de todas las personas homosexuales que son católicas. Pero el hecho es que sus seguidores, generalmente, son personas que, o ignoran la enseñanza de la Iglesia, o buscan subvertirla de alguna manera. Se trata de mantener bajo el amparo del catolicismo a personas homosexuales que no tienen intención alguna de abandonar su comportamiento homosexual. Una de las tácticas utilizadas es la de afirmar, en tono de protesta, que qualquier crítica, o reserva en relación con las personas homosexuales, con su actividad y con su estilo de vida, constituye simplemente una forma de injusta discriminación.
En algunas naciones se realiza, por consiguiente, un verdadero y propio tentativo de manipular a la Iglesia conquistando el apoyo de sus pastores, frecuentemente de buena fe, en el esfuerzo de cambiar las normas de la legislación civil. El fin de tal acción consiste en conformar esta legislación con la concepción propia de estos grupos de presión, para quienes la homosexualidad es, si no totalmente buena, al menos una realidad perfectamente inocua. Aunque la práctica de la homosexualidad amenace seriamente la vida y el bienestar de un gran número de personas, los partidarios de esta tendencia no desisten de sus acciones y se niegan a tomar en consideración las proporciones del riesgo allí implicado.
La Iglesia no puede dejar de preocuparse de todo esto y por consiguiente mantiene firme su clara posición al respecto, que no puede ser modificada por la presión de la legislación civil o de la moda del momento. Ella se preocupa sinceramente también de muchísimas personas que no se sienten representadas por los movimientos pro-homosexuales y de aquellos que podrían estar tentados a creer en su engañosa propaganda. La Iglesia es consciente de que la opinión, según la cual la actividad homosexual sería equivalente, o por lo menos igualmente aceptable, cuanto la expresión sexual del amor conyugal, tiene una incidencia directa sobre la concepción que la sociedad tiene acerca de la naturaleza y de los derechos de la familia, poniéndolos seriamente en peligro». (Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, aprobada por el papa San Juan Pablo II y firmada por el entonces Cardenal Prefecto Joseph Ratzinger, nn 8-9. 01-10-1986)
El pecado y las “estructuras de pecado”
“«De la reflexión bíblica emerge la verdad sobre el carácter personal del ser humano. El hombre —ya sea hombre o mujer— es persona igualmente; en efecto, ambos, han sido creados a imagen y semejanza del Dios personal». La igual dignidad de las personas se realiza como complementariedad física, psicológica y ontológica, dando lugar a una armónica «unidualidad» relacional, que sólo el pecado y las ‘‘estructuras de pecado» inscritas en la cultura han hecho potencialmente conflictivas” (Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y el mundo, -aprobada por el papa San Juan Pablo II y firmada por el entonces Cardenal Prefecto Joseph Ratzinger-, n. 8, 31-5-2004).
Así pues, para empezar a conocer el pensamiento, las estrategias y las alianzas de este movimiento, así como los modelos de persona y de sociedad que fomenta, desde el respeto a todos, se informa a continuación sobre algunos documentos del ámbito LGBT (LGBTIQA, etc.):
Fuente: Tribuna orgullo gay, periódico El Mundo
Fuente: felgtb.org
Fuente: iglhrc.org
Fuente: rednosotrasenelmundo.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: madrid.org
Fuente: colegaweb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: felgtb.org
Fuente: Universidad de Fordham (Nueva York) [Traducción en español]
* No se debe confundir el movimiento socio-educativo-cultural-político-económico-mediático LGBT (LGBTQQIAAP, etc.) con asociaciones o federaciones concretas.
Anexos
Mons. Antonio Cañizares Llovera, Cardenal y Arzobispo Metropolitano de Valencia
Mons. Ricardo Blázquez Pérez, Cardenal y Arzobispo Metropolitano de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española
Mons. Antonio María Rouco Varela, Cardenal y Arzobispo emérito de Madrid
Mons. Fernando Sebastián Aguilar, Cardenal y Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela
Mons. Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo Metropolitano de Toledo y Primado de España
Mons. Francisco Javier Martínez Fernández, Arzobispo Metropolitano de Granada
Mons. Jaume Pujol Balcells, Arzobispo Metropolitano de Tarragona
Mons. Jesús Sanz Montes, Arzobispo Metropolitano de Oviedo
Mons. Ángel Rubio Castro, Obispo de Segovia
Mons. Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de Tenerife
Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón
Mons. Demetrio Fernández González, Obispo de Córdoba
Mons. Jesús García Burillo, Obispo de Ávila
Mons. Jesús Esteban Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga
Mons. Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo, Obispo de Getafe
Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, Obispo de San Sebastián
Mons. Rafael Zornoza Boy, Obispo de Cádiz y Ceuta
Mons. José Rico Pavés, Obispo Auxiliar de Getafe
Mons. Juan Antonio Martínez Camino, Obispo Auxiliar de Madrid
Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares y miembro de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española
Su Santidad el Papa Francisco también «perseguido»
Cardenal Jorge Mario Bergoglio / Papa Francisco