El domingo 16 de junio tuvo lugar en Alcalá de Henares la celebración de clausura de curso del sector Virgen del Val de Equipos de Nuestra Señora. Desde primera hora de la mañana, algunos matrimonios ya congregados, se afanaban en el Seminario Diocesano procurando que todo estuviese a punto para la jornada.
A la convocatoria acudieron cerca de un centenar de personas entre matrimonios y niños, que después de la oración del Ángelus se dirigieron en procesión hacia el Monasterio de Concepcionistas Franciscanas de la Inmaculada, para celebrar el Jubileo extraordinario concedido con ocasión del 450º aniversario de su fundación. Allí esperaban ya el consiliario del sector D. Luis Eduardo Morona y otros sacerdotes preparados para la celebración de la Eucaristía.
En la homilía, a propósito de la lectura del profeta Ezequiel, el sacerdote nos recordaba cómo Dios ensalzó los árboles humildes y también, al hilo del Evangelio de Marcos, cómo aquella semilla que un hombre echa en la tierra, mientras él duerme, germina y va creciendo sin saber cómo. Comparaba esta semilla con aquella que en 1939 fue echada en la tierra por el Padre Caffarel (fundador del movimiento conyugal Equipos de Nuestra Señora) y 4 matrimonios que habían acudido a él solicitando acompañamiento espiritual. El movimiento ha ido creciendo hasta nuestros días, extendiéndose por todo el mundo y dando frutos de santidad entre los matrimonios cristianos.
Al finalizar la Eucaristía, Juan Manuel y Paula hicieron su compromiso y pudimos dar gracias por el servicio que en los últimos 3 años han prestado Pepe y Aglae como responsables del sector. Con esta acción de gracias, el consiliario nos recordaba cómo con nuestro pequeño “sí” hacemos posible la Historia de la Salvación: “Es el momento de la fidelidad, de servir a Dios en el lugar en el que nos ha colocado”
Los matrimonios de Equipos de Nuestra Señora en nuestra diócesis, tienen por prioridad servir a la Iglesia, de quien sabemos lo hemos recibido todo. Son muchos de estos matrimonios los que están comprometidos y sirven generosamente en distintas delegaciones diocesanas y realidades pastorales de nuestra Iglesia particular. Al finalizar la Eucaristía, todas las familias regresaron al Seminario donde pudieron disfrutar de la comida compartida, la amistad y los juegos de los niños… para los que hubo hasta un castillo hinchable. Como colofón de la jornada recibimos la visita de nuestro obispo don Antonio, que no quiso dejar de saludar y animar a todas las familias, compartiendo un ratito de tertulia.