Del 14 al 16 de septiembre, en la Domus Pacis de la localidad italiana de Asís se celebra el Congreso nacional organizado por el Centro familiar “Casa de la Ternura” sobre el tema “La teología de la ternura en el Papa Francisco”. Y de hecho, esta mañana el Santo Padre recibió en audiencia a sus participantes
El Papa les ofreció algunas ideas dirigidas hacia una teología en camino. Es decir, una teología que salga de las estrecheces en que a veces se ha encerrado y con dinamismo se dirija a Dios, tomando al hombre de la mano. Una teología no narcisista, sino tendente al servicio; una teología que no se contente con repetir los paradigmas del pasado, sino que sea Palabra encarnada.
Recordamos que esta iniciativa cuenta con el patrocinio de la Oficina nacional de Pastoral familiar de la CEI, es decir de la Conferencia Episcopal italiana y de la Conferencia Episcopal umbra, así como del Instituto teológico, de la Orden de los Frailes menores y del Instituto superior de Ciencias religiosas todos ellos de la mencionada localidad de Asís.
Al darles su cordial bienvenida, el Santo Padre agradeció en su discurso al Cardenal Bassetti las palabras que le había dirigido en nombre de los presentes y les propuso algunas reflexiones acerca de la expresión “teología de la ternura”.
Nuestra fe une indisolublemente teología y ternura
“Teología y ternura parecen dos palabras distantes: la primera parece recordar el ámbito académico y la segunda el de las relaciones interpersonales. En realidad, nuestra fe las une indisolublemente”.
Sí, porque como explicó el Papa, la teología no puede ser abstracta, puesto que nace de un conocimiento existencial, “nace del encuentro con el Verbo hecho carne”, exclamó y añadió: “La teología está llamada entonces a comunicar lo concreto del Dios amor. Y ternura es un buen ‘existencial concreto’, para traducir en nuestros tiempos el afecto que el Señor siente por nosotros”.
Hoy nos concentramos en el “sentir”
Tras recordar que hoy, en efecto, nos concentramos menos que en el pasado sobre el concepto o la praxis y más en el “sentir”, porque independientemente de que guste o no, se parte de lo que se siente, Francisco añadió: “La teología, ciertamente, no puede reducirse a sentimiento, pero tampoco puede ignorar que en muchas partes del mundo el acercamiento a las cuestiones vitales ya no comienza a partir de las últimas preguntas o de las exigencias sociales, sino de lo que la persona advierte emotivamente”.
Por esta razón – afirmó el Santo Padre – la teología debe acompañar esta búsqueda existencial, aportando la luz que viene de la Palabra de Dios. “Y una buena teología de la ternura puede declinar la caridad divina en este sentido”. Lo que es posible – continuó explicando el Papa – porque el amor de Dios no es un principio general abstracto, sino personal y concreto, que el Espíritu Santo comunica en lo íntimo.
La belleza de sentiros amados por Dios y de amar en su nombre
En efecto, el espíritu alcanza y transforma los sentimientos y los pensamientos del hombre dijo Francisco, a la vez que se preguntó qué contenidos podría tener una teología de la ternura.
“Dos me parecen importantes – dijo el Obispo de Roma – y son las ideas de reflexión que quisiera ofrecerles: la belleza de sentiros amados por Dios y la belleza de sentirnos capaces de amar en nombre de Dios”.
Hacia el final de su reflexión Francisco añadió que de este modo “comprendemos que la raíz de nuestra libertad no es autorreferencial, sino que nos sentimos llamados a derramar en el mundo el amor recibido por el Señor, y a declinarlo en la Iglesia, en la familia y en la sociedad, conjugándolo en el servicio y en la entrega, no por deber, sino por amor a Aquel que nos ama tiernamente”.
(María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano)