El pasado jueves 13 de mayo se celebró una de las fiestas tradicionales en honor
a la patrona de Villarejo de Salvanés. Según las crónicas, ese mismo día en 1623
el convento se quemó y la imagen de la Virgen resultó impoluta ante las llamas
habiéndose movido de sitio sin intervención humana. Nuestro obispo Juan Antonio
Reig Pla ofició la Santa Misa.
Que en nuestro convento se respeta la normativa sanitaria lo sabemos porque no podemos
asegurar si olía a perfume; es una de las desventajas del uso de mascarilla y de la distancia de
seguridad no detectar nítidamente los aromas. La ventaja es evidente: poder celebrar la
Eucaristía en una fiesta tan importante como la del día del Milagro tras un año negro. Es una
de esas citas en las que el pueblo de Villarejo se pone guapo y se coloca el escapulario
para saludar a su patrona en el aniversario de un acontecimiento tan histórico como
sobrenatural. Recientemente, la Encomienda ha rescatado un artículo publicado en 1998 en
sus mismas páginas que versa acerca de este hecho. Escrito por José Domingo García Patrón,
este adjunta una referencia bibliográfica fundamental para entender un poco más la historia
de nuestro pueblo. «Milagros y favores extraordinarios que el Todopoderoso ha concedido a
los fieles por intercesión de la misma Señora» por el padre Fray Domingo Parrondo, atestigua
no solo los detalles del Milagro sino que fue aprobado por el Consejo de la Gobernación del
serenísimo señor cardenal infante de España, administrador perpetuo del arzobispado de
Toledo (…) Hízose esta aprobación judicial en Toledo, a 9 de septiembre de 1623.
“Villarejo tiene alma”
Una vez de vuelta en el presente quizá el milagro sea poder contarlo 398 años después -queda
cerca el 400 aniversario- y continuar con esta celebración que estuvo presidida por nuestro
obispo de Alcalá de Henares, D. Juan Antonio Reig Pla. Nuestro obispo, valenciano, es un habitual
en las celebraciones de este Año Jubilar y hay que destacar su implicación junto con la del
obispado de Alcalá que edita un boletín mensual con las intenciones mensuales del santo
Rosario, los pensamientos marianos de algunos santos, o meditaciones de cara a la oración.
En la homilía dijo para todos, “Villarejo de Salvanés tiene alma”, apuntando que no
solo somos un conglomerado de casas y de personas que vivimos aquí, sino que la historia que ha
configurado la realidad de nuestro pueblo le ha dado un toque especial para sentirnos familia,
en comunión los unos con los otros. En este sentido, es esencial que entendamos quiénes
somos y hacia dónde vamos, “¿o acaso no hay meta?”. Seguramente hablamos de las dos
preguntas más esenciales del ser humano y las que marcaron a la filosofía como disciplina
académica. Pues en esto se detuvo Mons. Reig Pla, advirtiendo a los fieles alcoranos que la
devoción a la Virgen de la Victoria es la empresa que tienen que asumir como propia y
proclamarla allá por donde vayan y con ella la continuidad de la civilización cristiana. Si
no hay vínculos de Verdad que nos unen a todos ante hechos prodigiosos como el Milagro de
1623 o la victoria de Lepanto no existiríamos como pueblo. Es decir, si Luis de Requesens no
hubiese ordenado construir el convento tras la batalla, ¿qué hubiera sido de nosotros? La
misión del Comendador fue esa y la nuestra es no sacarla de la memoria. “La historia no
puede ser borrada”, dijo el obispo. Aunque Reig Pla lo dice sabiendo que el fundamento de
la fe cristiana es que Jesucristo es Señor y juez de la historia y por ello jamás será
borrada, el olvido generacional de los valores cristianos es una realidad y parte de la historia
de España está en peligro de extinción.
El general Martínez Manzanares, nombrado hermano honorífico
Otro de los hechos reseñables del pasado 13 de mayo fue el nombramiento del general D.
Antonio Martínez Manzanares como hermano honorífico por la Junta de la Hermandad de la
Virgen de la Victoria, entregando el bastón de mando a la imagen de la patrona como
obsequio y muestra de agradecimiento público a la que él mismo denominó como
“imprescindible” dentro de su extensa carrera militar. Agradeció así a la Virgen su
intercesión en momentos decisivos e incluso peligrosos para su integridad. Diez minutos
antes de las ocho de la tarde, hora de la misa, se produjo este acto que en el pasado también
profesó el obispo de Zamora e igualmente natural de Villarejo, D. Gregorio Martínez
Sacristán, difunto en septiembre de 2019.
El general Martínez Manzanares también tuvo el papel de entrevistado en el interior del
castillo. Contestó las preguntas de la productora de contenido católico Goya Producciones
para el próximo documental que prepara sobre la batalla de Lepanto y su relación con
Villarejo de Salvanés. También fueron entrevistados el padre D. José Ramón Godino, que
fue preguntado acerca de las cuestiones más específicas de la batalla dada su condición de
historiador, y el párroco de Villarejo D. José Luis Loriente que manifestó la fe del pueblo a la
Virgen de la Victoria. “Yo conozco los problemas del día a día de algunos de ellos y el
verdadero milagro es la fe que tienen en Jesús a través de su Madre”, declaró ante las
cámaras. Lo podrán ver en sus casas a partir del verano y como muy tarde antes de la fiesta
del 7 de octubre, según su director Andrés Garrigó.
La jornada del 13 de mayo se cerró en Villarejo con la esperanza de dar un paso más de cara a
la fiesta del 7 de octubre, el día exacto del 450 Aniversario donde, si la situación
epidemiológica lo permite, se sacará a la Virgen de la Victoria en procesión después de dos
años. Nadie quiere hablar de ello por aquello del gafe, pero la fe no entiende de supercherías.
Que se lo digan a la Virgen de Fátima que eligió un trece de mayo para aparecerse en
1917 y el mismo día en 1981 para salvarle la vida al Papa Juan Pablo II cuando sufrió un atentado en el Vaticano.