OREMOS POR LA PAZ
Carta del Obispo a todos los diocesanos de Alcalá de Henares
24 de octubre de 2023
Queridos diocesanos de Alcalá de Henares:
Estamos conmocionados por los acontecimientos bélicos que se están produciendo en Israel y en la franja de Gaza, que se unen a los ya conocidos de Ucrania y otras partes del mundo. Se trata de un rotundo fracaso para nuestra civilización: muerte de personas inocentes, sufrimiento de sus familias, pueblos enteros sometidos a condiciones infrahumanas, violencia y destrucción.
Hace unos días, el Papa Francisco afirmaba con dolor que “la guerra no resuelve ningún problema (…), aumenta el odio y multiplica la venganza. La guerra borra el futuro” (Audiencia 18-X-2023). En su memorable encíclica Pacem in terris, San Juan XXIII constataba que la paz es la suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, sin embargo, esta paz solo puede establecerse y consolidarse si se respeta fielmente el orden establecido por Dios (cfr. n. 1). Todos deseamos la paz, pero la paz no es posible sin la ayuda de Dios. “Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1Co 14,33). “Paz a vosotros”, es el saludo de Cristo Resucitado (cfr. Jn 20,20-21). “La paz os dejo, mi paz os doy”, nos dice Cristo, pero “no os la doy yo como la da el mundo”(Jn 14,27).
Considerada la miseria del hombre, la paz en la tierra es de tal grandeza y sublimidad que es imposible obtenerla con las solas fuerzas naturales, es absolutamente necesario el auxilio sobrenatural del cielo (cfr. Pacem in terris, n. 168-170). Por esta razón, es necesario y urgente que recemos por la paz. Miremos a Cristo, que, con su pasión, muerte y resurrección, no solo borró nuestros pecados, fuente principal de todas las divisiones, miserias y desigualdades, sino que, además, con el derramamiento de su sangre, reconcilió al género humano con su Padre celestial, aportándole el don de la paz, ya que “Él es nuestra paz, el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad (…). Vino a anunciar la paz”(Ef 2,14-17).
Como afirmaba en una carta de hace unos días el Patriarca latino de Jerusalén: “no podemos permitir que la muerte y sus aguijones sean la única palabra que se escuche. Por eso sentimos la necesidad de orar, de volver nuestro corazón a Dios Padre. Solo así podremos sacar la fuerza y la serenidad para vivir este tiempo, dirigiéndonos a Él, en oración de intercesión, de súplica, y también de clamor”. Queridos diocesanos de Alcalá de Henares: en este tramo final del mes de octubre, el mes del rosario, recemos el rosario por la paz. Recemos por todos los que sufren, los rehenes, los heridos, las víctimas y sus familiares. Que la Virgen María, Reina de la paz, interceda por nosotros.
Recibid mi saludo y mi bendición.
+ Antonio Prieto Lucena
Obispo complutense