Carta de nuestro obispo: «Libres para migrar o para quedarse»

 

LIBRES PARA MIGRAR O PARA QUEDARSE

Carta del Obispo a todos los diocesanos de Alcalá de Henares

26 de septiembre de 2023

 

Queridos diocesanos de Alcalá de Henares:

El domingo 24 de septiembre celebramos la Jornada Mundial del migrante y del refugiado. El lema era muy significativo: “libres para migrar o para quedarse”. Lo ideal sería que la emigración no fuera la única salida viable para muchas personas, es decir, que cada uno pudiéramos vivir en paz y con dignidad en nuestra propia tierra. Por desgracia, esto no se da. La triste realidad es que los migrantes tienen que escapar de sus países de origen debido a la pobreza, la guerra, el miedo o la desesperación.

En nuestra Diócesis de Alcalá de Henares, los migrantes representan el 15% de la población total, y este porcentaje se eleva en algunas zonas. Estoy seguro de que todos conocemos a migrantes y hemos escuchado conmovidos sus vivencias y peripecias para llegar hasta nuestro país. Es escandaloso el fenómeno de las mafias, capaces de traficar con la vida y con los sueños de tantas personas. Es triste que nos vayamos acostumbrando a las imágenes de pateras en las que se acinan centenares de migrantes, en condiciones infrahumanas y en busca de un futuro mejor. Es intolerable que, por los naufragios de estas frágiles embarcaciones, el mar Mediterráneo se esté convirtiendo en un gran cementerio humano.

En su mensaje para la Jornada Mundial del migrante de este año, el Papa Francisco nos llama a reconocer en el migrante no solo a un hermano en dificultad, sino al mismo Cristo, que llama a nuestra puerta. Podemos pensar que el problema de la inmigración depende de las Organizaciones internacionales, de los Estados, de los políticos, o incluso de Cáritas, y así es en gran parte. Pero también depende de nosotros. Como nos dice el Papa, todos estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante. A nuestra pequeña escala, todos podemos trabajar por el bien común, por el respeto de los derechos fundamentales de cada persona, por compartir lo que tenemos con los que menos tienen.

Por supuesto que es necesario regular la inmigración, para que sea legal y segura. Debemos urgir a nuestras autoridades para que actúen con sentido de la justicia y la generosidad. Pero, mientras tanto, vayamos nosotros construyendo en nuestras parroquias y comunidades cristianas espacios capaces de acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera.

Recordemos que la Sagrada Familia también se vio obligada a emigrar a Egipto, por la persecución de Herodes. Muchas de las migraciones que marcan la historia del pueblo de Israel también fueron no voluntarias. Con toda la Iglesia, nos acercamos al Jubileo del año 2025. En el Antiguo Testamento, cada año jubilar significaba la posibilidad de que cada persona pudiera regresar a su lugar de origen, para vivir con dignidad (cfr. Lv 25,13). Quizá también nosotros podríamos prepararnos para nuestro futuro Jubileo creciendo en sensibilidad hacia nuestros hermanos migrantes, para que llegue un día en el que realmente puedan elegir libremente si migrar o quedarse.

Recibid un saludo fraterno y mi bendición,

+ Antonio Prieto Lucena

Obispo complutense