Tras la resurrección de Jesús de entre los muertos, en la madrugada del domingo, el Señor se apareció a Santiago y a los demás apóstoles para certificarles su triunfo sobre el pecado y la muerte. Tras la efusión del Espíritu Santo, la tradición nos habla que Santiago fue el primero que salió de Jerusalén a predicar, llegando a Hispania. Sabemos que Santiago regresó posteriormente a Tierra Santa, y allí, fue el primero de los apóstoles en recibir la palma del martirio, siendo pasado a cuchillo por orden del rey Herodes.
La tradición también nos dice que los discípulos de Santiago recogieron sus restos y lo trasladaron e inhumaron en tierra de Galicia en Hispania, donde se le venera como Patrón de las Españas. Quiso Dios, por tanto, que la Luz del Evangelio amaneciera en nuestra Patria, y por ella en buena parte del mundo, de manos del Apóstol Santiago. La Diócesis de Alcalá de Henares es, pues, también deudora de esta gesta evangelizadora del Apóstol Santiago.
Ahora como entonces, la Iglesia nos propone un camino de conversión que debe alcanzar todo nuestro ser y hacerlo nuevo. De ordinario, Dios realiza esta obra de un modo gradual, a modo de peregrinación interior. Pero la Iglesia nos sugiere también poner toda nuestra persona en movimiento –espíritu, psique y cuerpo– con las tradicionales peregrinaciones, pues éstas “evocan nuestro caminar por la tierra hacia el cielo” (CEC 2691).
Mención especial merece el Camino de Santiago Complutense, que desde nuestra Santa e Insigne Catedral – Magistral de los Santos Niños Justo y Pastor recorre toda la submeseta norte hasta alcanzar la tumba del Apóstol en la Catedral de Santiago de Compostela. En el Camino de Santiago, la gracia de Dios ha permitido que la fe de tantas generaciones de cristianos se haya hecho también cultura en las distintas manifestaciones del arte y de las ciencias; y lo que es más importante, ha movido los corazones de muchos peregrinos a conversión, estimulando su celo por la evangelización de todos los pueblos de la tierra.
Este deseo de anunciar la Buena Noticia, desvelando a todas las naciones que la vida se encuentra amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo -incluso a los enemigos- como a uno mismo, llevó al Apóstol Santiago al martirio; también a nuestros santos niños Justo y Pastor y a tantísimos mártires que derramaron su sangre en las tierras de nuestra querida diócesis complutense.
Os invito, por tanto, a que promováis nuestras legítimas tradiciones que son las que, sin duda, han construido nuestra civilización y han configurado el carácter de nuestro pueblo. Fe y cultura cristiana, evangelización y defensa del amor –en la verdad–, incluso hasta el martirio: esto es lo que debe implicar para nosotros el Camino de Santiago Complutense.
Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares