El sábado 26 de octubre de 2024, Mons. Antonio Prieto Lucena, obispo complutense, ordenó diáconos a Francisco Cordero Junquera y a Mikel Cacho Ruiz C.O. en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares. El templo catedralicio se llenó de familiares y amigos de los ordenandos, así como de religiosos y sacerdotes que quisieron acompañar a estos dos nuevos diáconos.
Mons. Prieto Lucena en su homilía destacó que «en el centro de nuestra celebración de hoy, todos podremos contemplar el gesto de la imposición de manos del obispo, con la oración consacratoria, que es el signo sacramental de la ordenación. Por medio de este gesto, nuestros candidatos recibirán el sello imborrable del Espíritu Santo, que los configurará a Cristo, que se hizo ‘diácono'».
«La espiritualidad del diácono es la del servidor. En la primera carta a los Corintios, San Pablo, dirigiéndose a los que somos ministros de la Iglesia, nos recuerda que lo más importante es que la gente vea en nosotros ‘servidores de Cristo’, y servidores que sean fieles. Los ministros de la Iglesia somos administradores de un tesoro que no es nuestro. Algún día tendremos que rendir cuentas del don recibido. Por eso, no busquemos nunca alcanzar poder, ni prestigio, ni estima de los demás. Hemos venido a dar la vida por las ovejas, no a quedarnos con su lana, su leche o su carne. Hemos venido a servir a la Iglesia, como ella quiere ser servida, no a servirnos nosotros de la Iglesia, para nuestros intereses egoístas», indicó Mons. Prieto.
El obispo complutense se dirigió a los nuevos diáconos diciendo «queridos Francisco y Mikel, para ser buenos siervos tenemos que estar muy unidos a Cristo, para que él nos comunique su bondad. Nos convertimos en siervos buenos mediante nuestra relación viva con el Señor. Que Cristo nunca sea para nosotros una idea abstracta, sino una persona viva, amada apasionadamente. Ahí está nuestro tesoro, por el que merece la pena vender todo lo que tenemos, y por el que consideramos basura todo lo que no puede ordenarse a Cristo. Un servidor de Cristo vale lo que vale su oración. Una oración que ahora os comprometéis a ofrecer por el bien del pueblo santo de Dios».
Mons. Prieto Lucena concluyó su homilía dirigiéndose a los nuevos diáconos: «queridos Francisco y Mikel: la Iglesia necesita ministros santos. No os dejéis dominar por la tibieza ni la mediocridad. Desde la santidad y la comunión, seamos misioneros de la acogida y la esperanza. Quiero felicitar a vuestras familias, que hoy reciben una bendición especial de Dios, en su hijo consagrado para el servicio de la Iglesia. Gracias, queridas familias, por vuestra colaboración decisiva en esta obra de Dios. Y quiero felicitar también a los formadores del Seminario y de la Congregación del Oratorio, que hoy pueden contemplar el fruto de muchos años de trabajo y preocupaciones. Gracias también a los sacerdotes que de diversas maneras han contribuido a la buena formación de estos candidatos. Dios os lo pague. Ntra. Sra. la Virgen del Val, los Santos Niños y San Diego de Alcalá intercedan por nosotros. Que así sea».
La Eucaristía concluyó con los nuevos diáconos llevando, junto al obispo, una ofrenda floral a la Virgen del Val, en su capilla lateral en la Catedral-Magistral de Alcalá.