La Asociación «Imperial Service» y el Obispado de Alcalá ofrecieron una detallada recreación histórica del reconocimiento del Milagro de las Santas Formas (1597-1619)
En la Plaza de Bernardas e Iglesia del Monasterio de San Bernardo, sábado, 6 de julio de 2019
El pasado sábado 6 de julio tuvo lugar en la Plaza de Bernardas y en la Iglesia del Monasterio de San Bernardo de Alcalá de Henares, una recreación histórica de los momentos más importantes del Milagro de las Santas Formas, de cuyo reconocimiento estamos celebrando este año el cuarto centenario.
Con la ayuda de la Asociación «Imperial Service», especializada en recreaciones históricas de hechos militares, un grupo de voluntarios del Obispado de Alcalá de Henares dio vida a los principales protagonistas del milagro: el ladrón arrepentido que entregó las formas robadas, el jesuita padre Juárez, el provincial de los jesuitas, los doctores de la Universidad de Alcalá, el Cardenal-Infante y su séquito, soldados, comerciantes y personas de las diversas clases sociales de la sociedad alcalaína del momento.
Los preparativos comenzaron a primera hora de la mañana, con la instalación de un pequeño campamento y mercado en los exteriores del Monasterio. Desde primera hora de la tarde actores y figurantes fueron revistiéndose de la correspondiente indumentaria, toda ella muy vistosa.
Tras los correspondientes ensayos y pruebas de sonido, los miembros del grupo teatral realizaron un pasacalles por el centro histórico de la ciudad, llegando hasta la Plaza de la Universidad, pasando cerca del lugar original del Milagro, la Capilla de las Santas Formas. Las personas que en esos momentos recorrían las calles de Alcalá de Henares quedaron sorprendidas por tan llamativa comitiva y recibieron información del evento.
Pasadas las 9 de la noche comenzó, en la Plaza de Bernardas, la acogida y ambientación de la recreación histórica. José Miguel Alberte, presidente de «Imperial Service», mantuvo un interesante diálogo con el numeroso público asistente, recordando algunos hechos claves de nuestra historia y formulando algunas preguntas cuya respuesta fue gratificada con monedas de chocolate.
A las 10 de la noche dio comienzo, finalmente, la recreación. La primera escena transcurrió en el exterior, con la llegada del ladrón arrepentido, perseguido por la policía de la época. Tras una breve escaramuza el ladrón, herido, se dirigió a la puerta principal del Monasterio para acogerse a sagrado. Allí fue recibido por el padre Juárez, quien escuchó su confesión y recibió las Formas envueltas en un pañuelo.
A continuación, el público asistente se dirigió al interior del templo, ocupando todos el espacio disponible. Allí, el padre Juárez, con el pañuelo en la mano, consultó con sus compañeros qué hacer con aquellas Formas, fruto de un robo sacrílego. De común acuerdo decidieron no consumirlas, por haberse dado casos de envenenamiento en circunstancias parecidas. Las colocaron en un lado del altar y decidieron esperar.
Pasado un tiempo comprobaron que las Formas no se corrompían, por lo que llamaron al Provincial de los Jesuitas, quien pudo certificar personalmente el fenómeno de la incorrupción. Era el momento de consultar con sabios y expertos, especialmente con los Doctores de la Universidad fundada por Cisneros, la Academia Complutense. Tras el examen de las Formas todos decidieron «nemine discrepante» el carácter sobrenatural del prodigio.
Llegábamos así a uno de los momentos más impactantes de la recreación: la llegada del Cardenal-Infante, con su séquito, quien quiso informarse de los hechos, manifestando su fe en el milagro de la incorrupción. Fue entonces regalada una Custodia para poder exponer las Santas Formas, tras lo cual tuvo lugar una Procesión en el interior del templo, mientras el canto litúrgico acompañaba la comitiva.
Tras colocar la Custodia en el altar, apagadas las luces del templo quedando iluminado sólo el Santísimo, una voz femenina, en representación de la Fe de Alcalá, dio lectura a la petición de la ciudad de que el Milagro fuera reconocido y pudiera darse el culto solemne merecido. Este texto forma parte de la breve obra escrita por el sacerdote Rafael Sanz de Diego en 1926, titulado «Retablo Eucarístico. Que las vea el Cardenal».
La recreación culminó con todos los figurantes arrodillados ante la Custodia, mientras se oía el canto litúrgico Adorote devote.
Al acto asistió el Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, acompañado del Vicario General y del Pro-Vicario General de la diócesis.
Ofrecemos algunas imágenes de los preparativos de la recreación, del pasacalles por el centro histórico de Alcalá de Henares con todos los figurantes y de la propia representación en el exterior y en el interior del Monasterio de San Bernardo.
En breve ofreceremos también un vídeo resumen del evento.
Agradecemos de corazón a todas las personas que han colaborado en esta recreación, por su esfuerzo y generosidad.