El pasado domingo 15 de diciembre de 2024, III Domingo de Adviento, se celebró el Rito de entrada al Catecumenado en la Catedral-Magistral. Presidió el acto don Antonio Prieto, obispo complutense. Veintiocho simpatizantes entraron al Catecumenado, acompañados de sus padrinos y madrinas de Catecumenado, sus catequistas y algunos sacerdotes.
El acto comenzó en el atrio de la catedral, donde el obispo los acogió y les preguntó por sus nombres y por sus intenciones. Los simpatizantes respondieron que venían a pedir la fe a la Iglesia de Dios, la fe que otorga la vida eterna, y que estaban dispuestos a recorrer el camino de la fe. Los simpatizantes fueron signados con la cruz victoriosa de Cristo y fueron introducidos al Templo. Se proclamaron las lecturas del III Domingo de Adviento y el obispo complutense les animó en la homilía a perseverar en este camino de la fe que tiene un contenido que hay que conocer, una fe que se celebra, se vive y se ora, correspondiente a las cuatro partes del Catecismo. Se les hizo entrega de los evangelios y se elevaron súplicas por ellos.
Finalmente, el obispo dirigió la siguiente oración sobre los catecúmenos con el que se concluyó la celebración: “Oh, Dios de nuestros padres, Dios creador de todos los seres, te rogamos con humilde súplica que te dignes mirar propicio a estos siervos tuyos, para que, manteniendo siempre el fervor del Espíritu y el gozo de la esperanza, sirvan sin cesar a tu nombre. Llévalos, Señor, te pedimos, hasta el baño purificador de la nueva regeneración, para que, junto con tus fieles, tengan una vida próspera y consigan los premios eternos que tú prometes. Por Jesucristo, nuestro Señor”.
Tras la despedida, los catecúmenos pasaron a la sacristía para ser inscritos en el Libro de los Catecúmenos, pues desde este momento: “La Iglesia los considera como algo suyo, como catecúmenos. El Catecumenado es como el órgano materno de la Iglesia, donde se gestan los nuevos hijos hasta que llega el momento de darlos a luz. El alumbramiento es el Bautismo. En el Catecumenado aprenderán a orar, a vivir como cristianos, a unirse a la fe verdadera que nos eleva hasta Dios”.