Cada 15 de agosto celebramos la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los Cielos. Nuestro obispo, Mons. Antonio Prieto Lucena, invita a todos los diocesanos de Alcalá de Henares a que vivan esta fiesta de la Virgen María.
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Nuestra diócesis cuenta con 13 parroquias que están bajo la advocación de la Asunción. Están en los municipios de Algete, Torres de la Alameda, Meco, Brea de Tajo, Valdeavero, Carabaña, Los Hueros, Villalbilla, Daganzo, Ambite, Valdepiélagos, Loeches y Pezuela de las Torres.
Mons. Prieto nos habla sobre la Asunción de María y explica que el papa Pío XII definió el dogma de la Asunción de la Virgen María en 1950 pero esta fiesta ya se venía celebrando en la Iglesia desde el siglo IV sobre todo en la Iglesia oriental, donde a esta fiesta se le llama ‘la dormición’ porque la Virgen María transcurridos los días de su vida mortal cerró los ojos a este mundo y los abrió en el Cielo.
De esa manera, Ella ha participado con un privilegio especial de la resurrección de Jesucristo. Nosotros participamos en dos fases en esa resurrección de Jesucristo, al morir nuestra alma se va con el Señor pero nuestro cuerpo es sepultado y sufre la corrupción. Será cuando suceda la segunda venida del Señor, la parusía, cuando también resucitarán nuestros cuerpos.
En el caso de la Virgen María, Dios no quiso que el cuerpo de la Santísima Virgen sufriera la corrupción. Por eso, en el momento de su dormición, Ella está en el Cielo en cuerpo y alma. Este privilegio de la Virgen María se debe a su íntima colaboración con el plan de la redención del Señor, particularmente en el calvario, en el sufrimiento. Pues si María ha participado en la pasión, en la muerte de Jesús, es lógico que también participe en su glorificación. Por eso Ella está en el cielo glorificada, es el triunfo de la Virgen María asunta en cuerpo y alma a los cielos.
La Asunción de la Virgen María es para nosotros una fiesta que nos invita a tener en cuenta la importancia de vivir unidos a Jesús. Si vivimos con Él, resucitaremos con Él, nos dice San Pablo. Si estamos unidos en esta vida con Cristo pues también se realizará en nosotros lo que se ha realizado en la Virgen María.
Y también la importancia del cuerpo. Para los católicos, el cuerpo es muy importante. Nuestro cuerpo está llamado a resucitar como el de la Virgen María. Cuidemos nuestro cuerpo, tampoco se trata del culto al cuerpo pero sí de cuidarlo como algo esencial para nuestra persona humana.
A todos os deseo una feliz fiesta de la Asunción de la Virgen María.